¿Merece la pena la subrogación de hipotecas?

Antes de subrogar nuestra hipoteca, tenemos que tener en cuenta varios aspectos del proceso, así como sus aspectos positivos y negativos. Cuando subrogamos una hipoteca, podemos adquirir una mejor por un coste más bajo, sin embargo hay determinadas entidades bancarias que no permiten esta opción. 

No estamos ante una buena situación económica para adquirir una vivienda. Con el Euríbor aumentando cada mes, hemos comenzado el año superando el límite del 3%, lo que supone un crecimiento del 3,495% en relación a los datos de principios del año anterior. Hace tan sólo un año, el Euríbor se encontraba en -0,477%. 

Cómo afecta el Euríbor a las hipotecas

Como ya hemos mencionado, el aumento del Euríbor complica enormemente a todas aquellas personas que quieran comprar una vivienda, ya sea de primera o segunda mano. Esto se debe a que el Euríbor encarece notablemente los precios hipotecarios, al mismo tiempo en que la economía se encuentra en la cuerda floja para millones de españoles. 

Los expertos no prevén un final al aumento del Euríbor, ni a corto ni a medio o largo plazo. De hecho, durante este 2023 lo que se espera es que éste siga creciendo, aunque de una forma mucho más lenta. Por lo que lo habitual a partir de ahora será ver las hipotecas en el 3%. Por todas estas razones, subrogar nuestra hipoteca parece la mejor opción para combatir los desorbitados precios hipotecarios.

La subrogación hipotecaria: ¿Es una buena opción?

Antes de comenzar todos los trámites necesarios para subrogar una hipoteca, lo primero que debemos hacer es informarnos acerca de lo que vamos a hacer. La subrogación tiene, como todos los procesos económicos, sus pros y sus contras, siendo crucial valorar todos ellos para tener claro si nos va a beneficiar realmente.

En este caso, parece la opción más sensata para no asumir todos los costes que el Euríbor tiene sobre las hipotecas. Hay dos tipos de subrogación, no obstante la que se puede aplicar en una situación como esta, es la subrogación por cambio de acreedor. Esta consiste en cambiar la hipoteca a otra entidad bancaria, pudiendo encontrar un préstamo mucho más asequible para asumir. 

El principal punto a favor de este tipo de subrogación es que al realizar el cambio de un banco a otro, se continúa pagando la hipoteca y no se empieza desde el principio. Si quedan 10 años para finalizar el pago de la hipoteca, al cambiar de entidad van a seguir siendo los mismos, y por lo tanto los intereses no van a aumentar. Otra ventaja de la subrogación es que se puede cambiar el tipo de hipoteca a asumir: si antes se tenía una hipoteca fija, se puede cambiar a una variable, y viceversa.

Además, no dispone de gastos por comisión, ya que el Gobierno en su momento decretó unas medidas para eliminarlas. De este modo, las gestiones a pagar para subrogar la hipoteca se reducen a los gastos de tasación y notaría. 

Y aquí es donde se manifiesta uno de los contras: el coste que hay que asumir para subrogar. No va a ser igual en todas las viviendas, ya que depende del importe de la vivienda, pero lo que sí hay que tener claro es que rondará de los 300 a los 500 euros, pudiendo experimentar alguna comisión que formará parte de la tasación.

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